viernes, 24 de junio de 2011

La gente que me gusta

Primero que todo
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti

lunes, 21 de marzo de 2011

Un abrazo a Japón

Ya estamos en primavera y parece que nuestra anterior cabecera ha sido premonitoria de los últimos sucesos de Japón. Habíamos elegido un fragmento de la xilografía de Okusai "La Ola". Ahora hemos puesto un fragmento del cuadro "La Primavera" de Botticelli.
Vaya desde aquí nuestra soliradidad con el pueblo japonés y nuestros alumnos japoneses. Por muy duro que sea el invierno el sakura siempre florece.

Un abrazo a todos

lunes, 21 de febrero de 2011

IMPUTACIÓN POR PREVARICACIÓN DE UNA GERENTE

¿LA IMPUTACIÓN DE LA GERENTE DE UN SECTOR DEL SALUD PODRÍA APLICARSE AL PATRONATO DE EDUCACIÓN?
Hoy sale publicada en la prensa la noticia sobre la imputación de la gerente del Sector Sanitario Zaragoza I en un delito de prevaricación administrativa. El delito en cuestión del que se le acusa es de nombrar a dedo a una persona como coordinador de un servicio sin atenerse a los mecanismos que requiere dicho nombramiento. Según cita textualmente la  prensa “Es decir, que supuestamente lo hizo a dedo y de forma arbitraria”.
El desarrollo de esta noticia se va a seguir con interés y si prospera  la imputación en este delito de prevaricación administrativa, no deberíamos  descartar  el seguir el mismo procedimiento  en el Patronato de Educación, ya que las personas nombradas por el Gerente para desarrollar diferentes cargos podrían estar otorgadas a dedo y de forma arbitraria, además de, posiblemente, contravenir lo dictado en los Consejos del Patronato.

viernes, 11 de febrero de 2011

DESIDERATA

Desiderata de la Iglesia de Saint Paul, Baltimore, 1.693

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio. Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas sin rendirte. Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia. Evita las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu.
Si te comparas con otros puedes volverte vanidoso y amargo, porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus logros así como de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde; es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo. Usa la precaución en tus negocios, porque el mundo está lleno de trampas. Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir; mucha gente lucha por altos ideales; y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo. Especialmente, no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor; porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es perenne como la hierba.
Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de juventud. Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina. Pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas; tú tienes derecho a estar aquí. Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión, paz con tu alma. Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, éste sigue siendo un mundo hermoso.
Ten cuidado, esfuérzate en ser feliz.
Encontrado en la vieja iglesia de Saint Paul, Baltimore, 1.693


martes, 1 de febrero de 2011

¿Cómo protegerse de un jefe tóxico?

Publicamos un artículo que salió hace algún tiempo en El País Semanal. Esperamos que sea de vuestro interés.
Un saludo


Como los alacranes, los jefes tóxicos sólo se desarrollan si están en un entorno apropiado. Una organización sana se preocupa por si misma de eliminar a tiempo trepas desaprensivos y mediocres inoperantes activos, de tal manera que nunca llegan a alcanzar posiciones relevantes desde las que puedan hacer daño. Por lo tanto, si te encuentras sufriendo alguna modalidad de acoso en el trabajo, lo más probable es que tu empresa no tenga ningún interés por promocionar la excelencia y que en ella sean más importantes el poder, la conformidad y el control que la satisfacción, la autonomía y la productividad.
De todas formas, y por si acaso hay suerte, puedes empezar tanteando de manera discreta al departamento de personal/recursos humanos o al comité de empresa para saber si tienen política para atender las quejas de los empleados o si hay alguna persona o sección que se ocupe de la mejora continuada de las condiciones de trabajo. En caso negativo – o si después de recurrir a ellos tu situación parece empeorar- puedes asumir, con bastantes probabilidades de acertar, que estás en serio peligro.
Cualquier cosa que hagas, por muy lógica y razonable o normal que te parezca, empeorará las cosas y será tenida en tu contra. Tu única salvación es aplicar mi procedimiento en siete pasos, que deben ser dados en manera sucesiva, repitiendo la secuencia tantas veces como sea necesario hasta que te sientas feliz y realizado en tu trabajo. Una vez que has dado un paso, el siguiente viene de forma natural. Al revés, si un paso no te sale bien, es que hay que volver al anterior. Empecemos.
1.        Paso 1. Tomar posesión de tu vida en general y de la situación de acoso en concreto. Nadie va ha hacer nada para salvarte, o sea que es mejor que asumas la responsabilidad de tu existencia. No te alteres, ya sé que te están haciendo la vida imposible y que los que están mal y tienen que cambiar son ellos. Pero tu vida es tuya y el que responde de cómo te la montas eres tú. Es importante darse cuenta de que no es lo mismo ser responsable que ser culpable. Tu jefe y los que le sostienen tienen la culpa de lo que te ocurre, pero tú tienes la responsabilidad de salir con bien de todo ello. Esperar ayuda de los acosadores es el primer gran error de un acosado. Suplicar, exigir, amenazar o lo que sea a otros para que dejen de maltratarte, sólo empeora las cosas.
2.       Paso 2. Mantener la calma. Si encima de todo lo que estás sufriendo aceptas que estás solo en ello, lo más probable es que sientas una gran angustia. Eso está bien, eso es normal. Ahora tienes que mantener la calma, lo cual es totalmente imposible si no sabes como. Necesitas un método. Afortunadamente hay varias técnicas, de las cuales la psicoterapia autógena es la que ofrece mejores y más rápidos resultados. No se trata simplemente de aguantarse y hacer como que no pasara nada, sino de activar y entrenar los circuitos mentales que generan calma, única manera de contrarrestar el estrés que produce el acoso.
3.       Paso 3. Minimizar el daño. Cuando uno se deja llevar por la pena, el estrés y la rabia, la vida se complica y los disgustos se multiplican. Si has aprendido a mantener la calma, te darás cuenta de que hay en tu vida mucho sufrimiento innecesario, por ejemplo, todo el que te produces a tí mismo quejándote y rumiando agravios. Para el auto estrés y la manía de buscar culpables. Cierto que estás sufriendo un daño. Por eso has aprendido la técnica para mantener la calma, y tienes que practicarla con frecuencia para poder soportarlo sin demasiado sufrimiento. Pero no te hagas más daño, no te enfades con tu pareja, no te pelees con tus amigos, no te pases la noche despierto maquinando venganzas. Si tienes que sufrir, que sea lo mínimo. Y no bebas ni te drogues.
4.       Paso 4. Entender la situación. Esto es lo que intentabas hacer al principio de todo, pero ahora te darás cuenta de que sólo es posible después de haber dado los pasos anteriores. Hay dinámicas ocultas, fuerzas e intereses que antes se te escapaban y que ahora puedes ir viendo más claramente. Los acosadores siempre son envidiosos, controladores y mediocres. Puede que lo que tú crees que es una virtud o un mérito tuyo, a ellos les moleste. Quizá tu sana autonomía de criterio está entorpeciendo sus oscuras maniobras. Puede que estés atrapado en una tenaza, “emparedado” entre un subalterno que quiere quitarte de encima y un jefe tontaina que se está dejando seducir y manipular. Si según vas comprendiendo cosas te viene ataques de furia, vuelve inmediatamente al paso 2.
5.        Paso 5. decidir la condición.¿ A dónde quieres llegar? ¿Cómo quieres que sean para ti las cosas? ¿Qué esperas de tu trabajo? Una condición es lo que tiene que ocurrir para que otra cosa ocurra. Una vez que sabes lo que quieres, decide lo que tiene que hacer para llegar allí. Sitúate en el organigrama, construye en tu mente un plan, decide un destino. ¿Qué es lo que quieres, el mal de tu acosador o tu bien? Decidir ser víctima impotente o demonio vengativo lleva a sitios que no te van a gustar nada.
6.       Paso 6. Ser proactivo, no reactivo. Reaccionar es la respuesta lógica y natural ante lo que nos está pasando. Es fácil, todos los animales lo hacen. Proaccionar es una acción deliberada y consciente cuyo objetivo es ser la causa de determinado acontecimiento o reacción. Cuando insulto a un cliente que me ofende estoy reaccionando. Cuando le escucho atentamente y le digo que buscaré la manera de ayudarle, estoy proaccionando. Parece forzado, pero, con un poco de práctica, se convierte en algo natural. Está claro que es imposible proaccionar si no se dominan bien los pasos anteriores.
7.        Paso 7. Ser agente de cambio social. Ésta es una de las transformaciones más sorprendentes y maravillosas que tienen lugar en las personas que aplican los siete pasos. No solo sobrevivirás a tu situación de acoso y encontrarás la forma de que echen al tóxico de tu jefe, sino que descubrirás en ti un creciente interés por el desarrollo y la felicidad de los demás. Desearás compartir tu paz y tu éxito y, sobre todo, atenuar, contrarrestar y eliminar la contaminación psíquica de los entornos en los que te mueves.
Buena suerte.
Fuente: El País*Salud Sábado 12 de Enero de 2008

martes, 18 de enero de 2011

MAS DE 1000 VISITAS

¡GRACIAS A TODOS!
En poco más de un mes que llevamos funcionando ya hemos recibido
más de 1.000 visitas.

Muchas gracias por vuestra fidelidad

martes, 4 de enero de 2011

EL SINDROME DE HYBRIS


Aqui dejamos unos interesantes textos recopilados sobre el sindrome de Hybris (o Hibris) que últimamente estan apareciendo en prensa y circulando por la red. Pensamos que son de actualidad en los tiempos que corren. Para que cada uno saque sus propias conclusiones.

Si alguien tiene más artículos interesantes que podamos publicar no dude en enviarnoslos a:

profesores.upz@gmail.com

Un saludo:

SOBRE EL SINDROME DE HYBRIS

La hibris o hybris (en griego antiguo ὕϐρις húbris) es un concepto griego que puede traducirse como ‘desmesura’ y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en uno mismo exagerados que resultan a menudo en merecido castigo. En la Antigua Grecia aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal ajeno unido a la falta de control sobre los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado, y más concretamente por Ate (la furia o el orgullo). Como reza el famoso proverbio antiguo, erróneamente atribuido a Eurípides «Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco.»

Este sentimiento le llevaba a cometer un error tras otro. Como castigo al “hybris” está la “Némesis”, que devuelve a la persona a la realidad a través de un fracaso. En el derecho griego, la hybris se refiere con mayor frecuencia a la violencia delirante [ebria] de los poderosos hacia los débiles. En la poesía y la mitología, el término fue aplicado a aquellos individuos que se consideran iguales o superiores a los dioses.

Una persona más o menos normal de repente alcanza el poder y al principio le asalta la duda de si será capaz de desarrollar esa actividad engrandecida de la política. Pero pronto sale de la duda porque empiezan a merodearle una legión de incondicionales que no cesan de felicitarle, darle palmaditas en la espalda y halagos, reconociéndole su valía. Y si al principio dudaba de su capacidad se transforma y comienza a pensar que está ahí por méritos propios. Y como no cesan los piropos y las palabras huecas ya se cree el rey del mambo y de él arriba, ninguno.

Es esta una primera fase pero pasa a la siguiente en que cree totalmente en todo lo que hace y dice, y piensa, en su narcisismo calenturiento, que menos mal que estaba ahí para solucionarlo. Si no es por él, todo se iría al garete. El iluminismo se apodera de él y su mundo se hace amplio y el de los demás estrecho; el suyo ilimitado y el de los demás, casi inexistente. Se convierte en infalible y se cree insustituible.

Y todo aquel que no asume sus ideas o las rebate ya es enemigo hasta personal y le indica el camino hacia el ostracismo.

Nunca entenderán por qué actúan así; dentro de su iluminismo caminan a ciegas y aunque terminen en la más absoluta soledad, antes de llegar dejarán muchos cadáveres en el camino.

“Los síntomas de la enfermedad del poder comienzan con un clima de sospecha hacia todo lo que rodea al poderoso, siguen con una sensibilidad crispada en cada asunto en donde interviene, se agrega después una creciente incapacidad para soportar las críticas y, más adelante, se acompaña de la sensación de ser indispensable y de que, hasta su llegada al poder, nada se había hecho bien” (E. Hemingway).

En general, la patología del enfermo del poder muestra una persona muy pretensiosa y explotadora, es decir, saca provecho de los demás. No puede identificarse con los sentimientos o necesidades de los otros, envidia o cree que la envidian y tiene actitudes constantemente arrogantes. Los síntomas de los enfermos de poder son elocuentes y comunes a todos los pacientes: exagerada confianza en sí mismos; desprecio por los consejos, alejamiento de la realidad; burlas públicas de otras personas; complejos de persecución e invento de historias y complots para asesinarlos; enemistarse con algunos periodistas y hacerse uña y carne con otros; confrontarse con los poderes fácticos. Se esfuerzan en hacer creer a los incrédulos que su plan de país o comunidad mira más allá de sus narices.

El historiador británico Arnold J. Toynbee, en su voluminosa Introducción al Estudio de la Historia (12 tomos), introdujo y utilizó el concepto de hibris para explicar una posible causa del colapso de las civilizaciones, como variante activa de la némesis de la creatividad.

Neville Chamberlain, Hitler, Margaret Thatcher en sus últimos años, George Bush, Tony Blair, Aznar, Chavez y puede que ZP son solo algunos de los líderes que han sucumbido al “Hibris”, un problema que no está caracterizado como tal por la medicina, pero que tiene síntomas fácilmente reconocibles, entre los que destacan una exagerada confianza en sí mismos, desprecio por los consejos de quienes les rodean y alejamiento progresivo de la realidad.

“Las presiones y la responsabilidad que conlleva el poder termina afectando a la mente”, explicaba Lord Owen al diario “Daily Telegraph”, que ha recogido en su nuevo libro “In Sickness and in Power” (“En la enfermedad y en el poder”) las conclusiones de seis años de estudio del cerebro de los líderes políticos. “El poder intoxica tanto que termina afectando al juicio de los dirigentes”, dice en su libro.

Llega un momento en que quienes gobiernan dejan de escuchar, se vuelven imprudentes y toman decisiones por su cuenta, sin consultar, porque piensan que sus ideas son las correctas. Por eso, aunque finalmente se demuestren erróneas, nunca reconocerán la equivocación y seguirán pensando que están en la senda correcta. Son megalómanos.

En efecto la megalomanía es un estado psicopatológico caracterizado por los delirios de grandeza, de poder, de riqueza u omnipotencia -a menudo el término se asocia a una obsesión compulsiva por tener el control. La palabra deriva de dos raíces griegas, manía (obsesión) y megas (grande). A veces es un síntoma de desórdenes psicológicos como el complejo de superioridad o la compulsión eufórica, donde el sujeto aquejado de esta perturbación tiende a ver situaciones que no existen, o a imaginarlas de una forma que sólo él termina creyéndose. Las puede emplear para manipular sentimientos y situaciones de cualquier tipo. Es un mal estudiado por los especialistas desde tiempos muy remotos. Los ejemplos históricos más comunes están dados por los emperadores más crueles, los monarcas absolutistas o los dictadores.

Una persona más o menos normal se mete en política y de repente alcanza el poder o un cargo importante. Internamente tiene un principio de duda sobre si realmente tiene capacidad para ello. Pero pronto surge la legión de incondicionales que le felicitan y reconocen su valía. Poco a poco, la primera duda sobre su capacidad se transforma y empieza a pensar que está ahí por méritos propios. Todo el mundo quiere saludarle, hablar con él, recibe halagos de belleza, inteligencia… y hasta seduce.

Esta es sólo una primera fase. Pronto se da un paso más “en el que ya no se le dice lo que hace bien, sino que menos mal que estaba allí para solucionarlo y es entonces cuando se entra en la ideación megalomaníaca, cuyos síntomas son la infalibilidad y el creerse insustituibles”. Es entonces cuando los políticos “comienzan a realizar planes estratégicos para 20 años o más, como si ellos fueran a estar todo ese tiempo, hacer obras faraónicas o a dar largos discursos, peroratas y disertaciones sobre temas que desconocen”.

Pero no queda aquí la cosa. Tras un tiempo en el poder, los afectados por el “hybris” padecen lo que psicopatológicamente se llama “desarrollo paranoide”.

Todo el que se opone a él o a sus ideas son enemigos personales, que responden a envidias. Puede llegar incluso al trastorno delirante, que consiste en sospechar de todo el mundo que le haga una mínima crítica y a, progresivamente, aislarse más de la sociedad.

Necesitan rodearse de una camarilla de aduladores o cortesanos, que gozan de un estatus privilegiado, a cambio del apoyo para ejecutar sus ideas y ser un cortafuegos entre ellos y la plebe. Estos muchas veces son mas peligrosos y radicales que su amo, pues necesitan justificar continuamente su privilegiada situación para perpetuarse en su cargo y no dudan de utilizar todo su poder o influencia, machacando al pueblo y subordinados, para parecer buenos y eficaces siervos a los ojos del dueño o señor que les alimenta.

“Y, así, hasta el cese o pérdida de las elecciones, donde, tras el derrumbe repentino de su castillo de naipes, se desarrolla un cuadro depresivo ante una situación que no comprende”.

(Fuentes: Artículos y documentos extraidos de la prensa e Internet)